viernes, 3 de julio de 2009

Evangelio según San Juan, capítulo 20, versículos 24 al 29 (Jn. 20,24-29)

Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le dijeron: «Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos; hasta que no meta mi dedo en los agujeros de los clavos y no meta mi mano en su costado, no creeré».
Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada, y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: «La paz esté con ustedes». Luego le dijo a Tomás: «Aquí están mis manos, acerca tu dedo; trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree».
Tomás le respondió: «¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús añadió: «Tú crees porque me has visto. Dichosos los que creen sin haber visto»
PALABRA DEL SEÑOR

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